Arrogantes porque pueden

Existen en el mundo una serie de personas que sobresalen al resto, y el deporte no es una excepción. Los que más medios de comunicación acaparan son los futbolistas, en la mayoría de los casos, pero personas, casi mejor decir personajes, también florecen en otras disciplinas. Pero hablemos de nombres.

1- Mourinho: el entrenador portugués ya nos tenía acostumbrados a dejar frases para el recuerdo, a dar titulares. En el Oporto, Chelsea y luego en Inter , Mou ha sido un “filón para la prensa”. Esta situación se acentuaba si el rival tenía por nombre F.C. Barcelona, la celebración del pase a la final de la Champions en el Camp Nou está ya en los archivos de la historia de este deporte. Eso sí, no se si en el cajón de “entrenadores”, “espectáculo”, “bufón” o, simplemente, “Mourinho”.

El último capitulo lo ha escrito a la par que el entrenador del Sporting de Gijón. Manolo Preciado, bajo mi punto de vista, se pasó, como pone Marca, 20 pueblos. Si esto sucede al revés, a Mou le expulsan de España.

2- Jorge Lorenzo: con el piloto de MotoGp me sucede que el ambiente en el que se mueve me haya llevado a que no le soporte mucho. El hecho de que todos apostarán descaradamente por él y no por otro español que luchaba por el título, como era Pedrosa, me llevó a una postura distante hacia él. El punto definitivo para la antipatía fue el lance del 99 en el Circuito de Cataluña al negarse a salir con la bandera de España.

3- Cristiano Ronaldo: desde su llegada al Real Madrid los gritos de: “ese portugués…”  se escuchan cada quince días en los campos españoles, incluso en la Copa de Europa. Ídolo para unos, objeto de odio para otros; y para los amantes del fútbol un mago del balón.

La lista se puede ampliar con Fernando Alonso, Javier Clemente, Dani Alves, Maradona… pero hay algo que les une, y es el hecho de que todos son ganadores (salvo el argentino), y eso les permite seguir con esa filosofía de vida, con sus retos al mundo y con su pulso a la adversidad. Quizá relacionado a esto, David Beckham se tatuó una frase de un poema en latín que reza: “deja que te odien mientras te teman”.